En más de una ocasión nos habéis preguntado por los diferentes tipos de vidrio que existen. Y es que, como hemos explicado en otras entradas de nuestro blog, prácticamente hay un vidrio para cada necesidad. Es por ello que a veces puede ser algo confuso elegir el mejor para nuestro hogar. Lo cierto es que no resulta sencillo tener claro cuál es el mejor por el que podemos decantarnos si no somos unos expertos.
Una de las preguntas más repetidas en este sentido está relacionada con dos tipos de vidrio: el laminado y el templado. De hecho, muchas veces nos preguntáis si es más conveniente optar por un vidrio templado a medida o hacer lo propio con el laminado. Y para resolver esa duda, hoy vamos a centrarnos en explicar las diferencias entre los dos tipos y cuándo es mejor optar por uno u otro.
El vidrio laminado: todo lo que debes saber
Lo primero que debemos aclarar es que la principal diferencia entre estos dos tipos de vidrio, al igual que sucede con prácticamente todos, es su método de fabricación. El laminado está compuesto por dos o más hojas de vidrio que se unen entre ellas. Para poder llevar a cabo esta unión, se utilizan películas intermedias entre capa y capa con materiales plásticos de tipo translúcido.
Gracias a su composición y método de fabricación, el vidrio de tipo laminado puede ofrecernos unas características increíbles:
- Gran resistencia a la penetración.
- Ofrece gran seguridad ya que si se rompe no se deshace en mil pedazos, sino que estos fragmentos se quedan unidos gracias a la lámina intermedia.
- Sus cualidades de transparencia y durabilidad son extraordinarias.
- Al estar formado por láminas, es posible elegir diferentes niveles de opacidad o distintos colores para cada una de ellas.
- Su resistencia frente a los golpes también es muy grande.
Debido a estas características, el vidrio laminado suele utilizarse mucho para realizar superficies como barandas exteriores e interiores y fachadas acristaladas de inmuebles. Además de para superficies y escalones, entre muchas otras posibilidades más.
El vidrio templado: características y usos
Por otra parte, el vidrio templado es uno de los máximos exponentes en los vidrios de seguridad. En su fabricación es procesado por diferentes tratamientos térmicos y químicos que hacen que su resistencia aumente en gran medida con respecto al vidrio normal. Normalmente suele calentarse a gran temperatura, por encima de los 600 grados, para después enfiar de manera brusca con aire, lo que le ofrece ese aumento de resistencia a nivel estructural.
Al igual que hemos hecho con el vidrio laminado, también os vamos a ofrecer las principales características del templado:
- Su resistencia es muy superior a la del vidrio regular, entre 4 y 5 veces más.
- Ofrece también una gran resistencia a nivel térmico.
- Cuando se fragmenta, se rompe en pequeños trozos granulares. Lo que permite una mayor seguridad en caso de accidentes al disminuir las probabilidades de sufrir un corte.
Entre sus usos más comunes, encontramos el vidrio templad en muchas partes de un hogar. Puertas correderas, barandillas, mamparas de ducha, para dividir ambientes, para aislar una terraza… Ofrece muchas posibilidades.
Entonces… ¿Con cuál me quedo?
Tras conocer las principales características de cada tipo de vidrio, deberíamos poder tener más claro cuál elegir, algo que dependerá del uso que vayamos a darle. En este artículo de Carglass ofrecen las principales diferencias entre los cristales templados y laminados, lo que puede ayudarte si todavía tienes dudas.
Desde nuestro punto de vista, no hay un vidrio mejor que otro cuando hablamos de los de tipo laminado o templado. Sino que depende de las características que estemos buscando será mejor decantarse por alguno de ellos. Por norma general, la mayoría de personas suele elegir el templado para su hogar, sobre todo debido a su alta resistencia. Un aspecto al tener en cuenta a la hora de introducir el vidrio en nuestra casa.